Habíamos cogido el coche en las proximidades de La Ortiga para que Santa Rita no tuviese demasiados problemas con sus desplazamientos. La tía Encarna se prestó a poner el auto, eso sí, el cinturón de seguridad no estaba hecho para ella ¡válgame el cielo, si nos pilla un guardia! Ya en la casa nos enfrascamos con los pormenores del blog, que avanza lento, pero avanza, cuando apareció la “loca de Chaillot"
de la mano de la anfitriona de la Tertulia y mire usted por donde, conocí a Jean Giraudoux.
Al poco irrumpió Miguel Delibes con sus “Santos inocentes”
y ahí se armó la trifulca: Santa Rita mantiene que cada cual se puede expresar como quiera, siempre que comunique; el jovencito ecologista puso el grito en el cielo, ¡eso cómo va ser!, entonces para que están las normas de la Real Academia; la tía Encarna trataba de mediar, pero su palabra quedaba un tanto difuminada, porque el ofuscamiento del jovencito no obedecía a razones, y ahora yo me pregunto ¿esa forma de escribir es literatura y lo que hacen los demás son redacciones más o menos historiadas, o estamos ante un experimento para eruditos?, Santa Rita insiste: ¡que cada cual se exprese con su voz y estilo siempre que comunique!.
Ahí quedó la cosa porque luego se habló de “Un cadáver a los postres”, la película en la que Robert Moore
reúne a cinco detectives famosos, y de la cual piensa el jovencito ecologista que tiene buenos principios, pero que luego va decayendo de manera tan alarmante que termina de manera desastrosa. El asunto da para pocas discusiones porque nadie la recuerda con garantías de polemizar, así que – como pasa en la radio -, enlazamos con otra historia para no crear silencios y visionamos un video de YouTube llamado “Biblioburro”,
que nos lleva a recordar otros tiempos de la España pre-franquista, pero que resulta que es un recurso en Sudamérica para llevar la cultura a lugares donde no llega de forma natural; una cosa enlaza con otra y la tía Encarna tira de la manta y pone sobre el tapete la situación de la cultura andaluza, que no es que camine a lomos de ningún borrico, pero que tampoco llega de manera adecuada a todos los sitios.
Santa Rita vuelve a hablarnos del escritor JJ Ponce de la posibilidad de tenerlo por invitado, todos estamos de acuerdo en que sería genial para nuestras pretensiones de aprendizaje y ella misma se compromete a cursar la invitación vía arroba tecnológica.
Una curiosidad: En Argentina el diminutivo de mano, es manito porque mantienen el género masculino del sustantivo, por tanto ellos dicen “la manito”; nosotros decimos manita, ¿recuerdan aquella genialidad de Tip y Coll,
¡dame la manita Pepe Luís?, pues eso ¿conoce alguien alguna otra palabra en castellano que acabe en “o” y cuyo artículo guarde concordancia?...Santa Rita sí: ratio, Teresa de Alarcón, que es la promotora de esta discusión no encuentra ninguna más, los demás tampoco, lo que con las cosas.
Firma este estropicio, el loro número cuarenta y nueve.
Vaya, sois diferentes a la última que conocí, que se dedicaban a leerse versitos y echarse flores. Pena que yo no viva por ahí. Me ha gustado que os acordéis de Berlanga y que conozcáis de verdad la magdalena de Proust, que muchos presumen pero ni idea. Y decirle a Santa Rita que estoy de acuerdo ¿si no cómo existirían los estilos y las voces propios? Saludos, cuadrilla.
ResponderEliminar¿Dónde moras informática, que no sé de tus dominios? - ni mis compis tertulianos tampoco. Siempre nos quedará esta azotea para que tomemos el aire juntos y podamos así contribuir al enrequecimiento colectivo de ese mundo tan fantástico que nos ofrece la literatura.
ResponderEliminarBienvenid@, tomá tu taza de té y ponte cómod@ porque esto no ha hecho más que empezar.
Piquito del loro cuarenta y nueve
Ya veo que tenéis tanta sed como yo. Donde moro es aldea de provincias, por propia voluntad, y no tengo azotea, no, pero me asome por donde me asome veo monte verde y agua corre bajo mi casa.
ResponderEliminarComo la Sra. Writer dice que no habéis hecho más que empezar, estaré al loro. Salud, colegas.